Sicarios estuvieron agazapados en los cerros, en los límites con Chihuahua la guarnición militar que les apostaron en el Real Blanco, luego de que lo sitiaran durante tres días en Choix.
Estuvieron agazapados en los cerros, en los límites con Chihuahua durante varias semanas.
La guarnición militar que les apostaron en el Real Blanco, luego de que lo sitiaran durante tres días obligando el desplazamiento de los residentes, los frenó.
Hacía 11 meses que llevaban esa táctica de bajar, asesinar, robar y remontarse a sus refugios, en donde son intocables. La comenzaron en enero del 2020, cuando en el Vado asesinaron a cuatro personas, desatando un pleito entre gavilleros contra colonos y viceversa. Es la entrada al “Triángulo Dorado”, serranía en donde se cultivan la mariguana y amapola.
Pero en cuanto el destacamento militar se movió y dejó los poblados sin la vigilancia, ellos se movilizaron. Poco después de las 18:00 horas del lunes 30 de noviembre, una columna bajó desde San Vicente, Chihuahua, a la Ladrillera de Los Mandriles y otra por Bacayopa, Choix, para sitiar el Potrero de Cancio, cuentan los desplazados que afirmaron temer por sus vidas porque los fuereños son desalmados.
En la cabecera municipal, en donde se refugiaron con sus familias y otros se trasladaron hasta Los Mochis, en la costa, para poner tierra de por medio, los desplazados aseguran que la tarde del lunes los sujetos llegaron a la Ladrillera de los Mandriles, interrumpieron el culto de la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, privaron de la libertad a Marcelino “M”, un cristiano de 58 años de edad, quemaron dos casas y un par de camionetas. Los obligaron a correr al monte con lo que llevaban puesto, únicamente. Y ellos se apropiaron de las viviendas y de todos los objetos de valor. Antes pasaron por los Cocos, Mina Fría, Zapote de los Mandriles y Puerto la Judía.
De los pueblos se llevaron a dos vaqueros, José Alfredo “L” y Jesús “M”. Los mantuvieron cautivos durante varios días. Los cuerpos de ambos aparecieron en las Rastras, comunidad pegada a la cabecera municipal. Uno de los cadáveres fue tomado como pizarrón para amenazar a los pobladores.
En el Potrero de Cancio, los gavilleros interceptaron al camión de pasajeros y lo obligaron a retornar. A los habitantes les impidieron salir.
Durante el asedio, los gavilleros no tuvieron oposición. Los militares, la Guardia Nacional y la Policía Municipal se acantonaron y no reaccionaron.
Los moradores se cansaron de llamar al 911, cuyos operadores optaron por no contestar.
Al día siguiente, una fuerza militar ayudó a 10 familias a salir de las comunidades y trasladarlas a Choix.
Los operativos policiales se desplegaron, pero una semana después sólo habían decomisado una tonelada de mariguana encostalada, en lugares en donde no se produce la yerba.
Hasta el momento, ninguno de los facinerosos ha sido capturado. Tampoco se han requisado los vehículos utilizados en el sitio.
Los moradores desplazados optaron por el silencio y no denunciar el ataque. Temen a las filtraciones, porque eso sería la sentencia de muerte.
Un estudio del año 2010 de la desaparecida Cruzada Nacional Contra el Hambre califica las comunidades bajo asedio como de muy alta marginación. Ninguna de ellas supera los 50 habitantes, a excepción del Real Blanco y del Potrero de Cancio, en donde se contabilizaron una población por encima de los 100.
POBLADORES DE CHOIX. Violencia ancestral.
El alcalde de Choix, Omar Gil Santini, minimizó el ataque a las comunidades y dijo que el sitio a estas y el desplazamiento forzado de los moradores “fue amable”.
“No hubo violencia. Los individuos pidieron amablemente que interrumpieran el culto, y les permitieron salir de la Ladrillera de los Mandriles. No hubo nada grave, aunque reportaron el incendio de dos casas y de unas camionetas”.
Según el alcalde, la situación de violencia en los altos es normal, y no fue nada sorprendente, porque esta sucede desde hace mucho tiempo.
“Es el reporte que tengo del comandante de la policía”, afirmó.
Aseguro que las operaciones no se detendrán para retomar el control.
La respuesta del gobierno a la acción de los gavilleros fue reactivar la guarnición militar en el Real Blanco y activar una Base de Operaciones Mixtas Urbanas (BOMU), pero una semana después de
los hechos, para el 10 de diciembre, sólo se había decomisado una tonelada de mota en 60 costales.
Los desplazados aseguran que las operaciones son mera simulación, porque los rondines no se realizan en los lugares frecuentados por los gavilleros ni en sus escondites, sino donde está la gente pacífica.
Graciela Domínguez Nava, lideresa del Congreso Local en una visita a Choix reconoció que la violencia es una característica de los municipios serranos derivada de la marginación ancestral a que están sometidos por gobiernos anteriores.
Dijo que la solución es implementar un rescate de las zonas marginadas por el gobierno federal, lo que ocurrirá en meses posteriores.
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