Antes del llamado “culiacanazo”, el 17 de octubre de este año, Culiacán, la capital de Sinaloa, había vivido ya una jornada violenta.
Sangre por sangre, la historia de “El Macho Prieto”, el sicario que ejecutó a un hijo de “El Chapo”...
En la que por temor a ser víctimas inocentes de una guerra, los habitantes decidieron quedarse en sus casas. El 8 de mayo de 2008 en el estacionamiento de un centro comercial un comando ejecutó a tres jóvenes: Arturo Meza Cázares, hijo de Blanca Margarita Cázares Salazar, alias “La Emperatriz”.
Quien había sido señalada por el gobierno de los Estados Unidos como la cabeza de una red de lavado de dinero producto de las ganancias de la organización; César Ariel Loera Guzmán, y Édgar Guzmán López, de 22 años, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
Los veinteañeros acompañaron a la novia de uno de ellos a una tienda donde compraría algunos víveres, y la esperaron en el estacionamiento donde fueron sorprendidos por sicarios que terminaron con sus vidas.
Un reporte de la Fiscalía Federal en México señala que esa noche se hicieron en el lugar al menos 500 disparos de AK-47, así como uno con bazuca que impactó en un letrero en una pared, lo que provocó pánico entre quienes en ese momento realizaban compras.
Según testimonios publicados por diarios de la época, los jóvenes estaban conversando en el estacionamiento cuando los sorprendió la llegada en cinco camionetas con al menos 20 hombres con chalecos antibalas y armas largas.
El pánico se desató cuando se escuchó un fuerte estallido y el fuego apareció en un letrero en la pared superior del centro comercial, con un bazucazo, los gatilleros habían anunciado su llegada.
Sobre lo que sucedió existen dos afirmaciones: una que fue una venganza del cártel de los Beltrán Leyva y la otra es que fueron asesinados por error por los mismos sicarios del Cártel de Sinaloa, quienes por la oscuridad del lugar los confundieron con gente del Cártel de los Beltrán Leyva que entonces había dejado de ser aliado de la organización criminal.
El asesinato del hijo de El Chapo se había dado en el contexto de la captura de Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, en enero de 2008, lo que marcó la ruptura entre los dos cárteles en medio de versiones de que Guzmán Loera lo había entregado.
Sobre la segunda versión, se señaló que el ataque fue perpetrado por una célula de sicarios que estaba al mando de Gonzalo Inzunza Inzunza, El Macho Prieto, jefe de pistoleros de El Mayo Zambada.
La versión es que El Chapo le pidió a El Mayo ejecutar a un joven apodado El Guacho, pero los sicarios cometieron un error y ejecutaron a Guzmán López.
Del cielo al infierno
Inzunza Inzunza nació el 17 de agosto de 1970, en Sinaloa era un adolescente cuando murió su padre quien le dejó como herencia un auto Grand Marquis y una pistola escuadra.
Posteriormente se mudó al estado vecino de Sonora donde empezó a traficar con droga, pero ahí, de acuerdo con el semanario Río Doce, se enemistó con un narcotraficante también originario de Sinaloa llamado Jesús René Deldagillo Meza, a quien acusaba de haberle robado una tonelada de marihuana y un millón y medio de pesos.
Delgadillo Meza se fue a esconder a Culiacán y hasta llegó Inzunza en 2001 para ejecutarlo junto con un grupo de pistoleros en una fiesta infantil, sin embargo, logró escapar.
El Mayo Zambada se enteró de la venganza del Macho Prieto y concertó una reunión en la que le ofreció trabajar para el cártel de Sinaloa. “Trabajó para él muchos años, pero siempre con niveles de autonomía que le permitían también traficar drogas por su cuenta. El Mayo le decía el Apache, por la forma en que usaba el pelo, con partida en medio y su piel morena”, reseñó Río Doce.
Pero el poder de Inzunza Inzunza se vino abajo ese 8 de mayo de 2008 cuando un comando a su cargo ubicó al grupo de jóvenes que charlaban en el estacionamiento del City Market y lo reportó a sus superiores. A través de los radios se cruzaron datos, preguntas y órdenes. Los jóvenes fueron confundidos con los contrarios y se dio la orden de disparar.
A partir de entonces la vida se le complicó al Macho Prieto, que habría sido protegido por Ismael Zambada. Hasta que tuvo que abandonar el estado para huir a Baja California y luego a Sonora, donde permaneció hasta el 18 de diciembre de 2013, donde, de acuerdo con el semanario Zeta, fue abatido por elementos de la Marina gracias a una traición de altos mandos de la organización para la que trabajaba.
Se le culpó de más de 80 asesinatos y en su momento fue fichado por el gobierno de Estados Unidos como uno de los delincuentes más peligrosos.
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