Culiacán, Sin.- Cuenta la leyenda que cuando fue el funeral de Édgar Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera y Griselda López Pérez, las flores se agotaron en todas las floristerías: el dolor era tan grande que más de 50 mil rosas no podían cubrirlo.
Ahora, a más de 12 años de su muerte, su familia volvió a adornar el conocido cenotafio donde las balas hicieron caer al hijo de El Chapo, en un malentendio entre los grupos armados que en aquel mayo de 2008, guerreaban en la capital del estado.
Empleados comenzaron a trabajar desde la madrugada de este domingo 1 de noviembre para elaborar el altar con cientos de rosas y veladoras, y pasado el mediodía continuaban los adornos primorosos.
“Siempre te amaremos”, es la frase inscrita en una placa pequeña con las iniciales de Édgar y de su familia.
Cualquiera que pasaba por el bulevar Universitarios, frente al estacionamiento del City Club, desviaba la mirada al altar impresionante.
En cada aniversario luctuoso, en cada cumpleaños de Édgar, en cada 14 de febrero o día del padre, su familia siempre está presente en sus recuerdos, enviando motivos florales a su cenotafio, levantado en ese chapopote que un día se vio manchado con su sangre.
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